Pareciera ayer ese día de 2011 cuando recibimos nuestros primeros certificados de Operadores Verticales, a la nueva generación se nos habría todo un mundo, un sueño por el cual luchar, una razón mas para entrenar y entrenar sin dejar de lado los incendios (nuestra principal preocupación). Un motivo para especializarnos.
Las emergencias en la comuna cada día comenzaron a ser mas complejas, pozos, ríos, quebradas, mallines, pantanos, montañas, bosques, cada día una nueva emergencia distinta a la anterior. Hubo que crecer, madurar, estudiar, vino entonces Rescate Urbano y nuestros muchachos en grupos salían de las fronteras a Viña del Mar, a buscar conocimientos para poder ayudar de forma mas profesional a los vecinos de Curacautín.
Nunca hubo frío lo suficientemente frío, distancias lo suficientemente largas, montañas demasiado altas ni pozos demasiado profundos, Nunca hubo bosques lo suficientemente densos para detener nuestro empuje, y lo mas claro y concreto, nunca hubo una emergencia de especialidad en la que entramos, y no volvimos con el objetivo cumplido.
El periodo post rescate vehicular, grupo en ese entonces conformado por bomberos de las tres compañías urbanas de la comuna y con presencia mayoritaria segundina (en ese entonces 16 operadores de rescate vehicular, incluido el Jefe de Especialidad de esa época, Patricio Carrasco Martinez) y de la que se nos privó después de su asignación a otra compañía, nos llevó a buscar la raíces mismas de nuestra Compañía, la visión de los fundadores se impuso nuevamente y ese pequeño grupo de personas que practicaba rescate con cuerdas desde 2002 con el Bombero Guillermo Beltrán fue creciendo y las ganas de aprender mas y profesionalizarse también.
Se fue formando con el paso de los meses y de los cursos un perfil de rescatista que incluía Rescate Vehicular, Operaciones Verticales, Rescate Urbano, Rescate en Áreas Abiertas, Cartgrafía y Navegación Terrestre por nombrar algunos, y tras cada rescate se sumaban nuevas historias. NUNCA hubo un reconocimiento interno de la institución para nuestro trabajo, ni cuando estuvo un segundino en el Alto Río, ni cuando estuvo un segundino en el terremoto de tocopilla, en el rescate de la mina San José, ni con los rescates exitosos (accidentados vivos entregados estabilizados al samu) en los lugares mas agrestes que se pueden imaginar, Volcan llaima, Volcan Lonquimay, Cerro Cautín, Cerro Pimentel, etc. Ni con el desplazamiento a otras localidades como Collipulli, Puyehue, etc. Sin embargo el reconocimiento constante de la comunidad fue forjando un espíritu distinto, el de entregarse sin esperar a cambio nada.
Todo aquello formó el carácter actual de la Compañía, la mirada fija en el horizonte, el querer aprender cada día mas «a pesar de todo» el avanzar aún sin los apoyos que se quisieran, y así, en esa sintonía, es que hoy le damos un nuevo impulso a nuestro juramento, tampoco el agua se interpondrá en nuestro deseo de ayudar.