A 6 años del 27 de febrero de 2010, donde un terremoto de grado 8.8MW, a las 3:34 a.m. sacudió gran parte del territorio continental del país y que fue percibido en gran parte del cono sur de américa, reportado en ciudades como Buenos Aires, Montevideo y Sao paulo, pareciera que las lecciones aún no están del todo aprendidas.
Seguimos viendo una institucionalidad fragmentada, un avance en las Fuerzas de Tareas en las grandes capitales del territorio nacional, pero una nula o escasa capacitación a las fuerzas locales de cada comuna, lo que ha repercutido en un nulo empoderamiento de la comunidad bomberil en aquellos puntos locales, y muchas veces una falta total de visión sobre la gravedad de nuestra realidad sísmica y las repercusiones de los eventos.
Ese día, en el Cuartel General descansaba tranquilamente el cuartelero de turno, y en un a casa cercana, a no mas de 50 metros, un grupo de segundinos se aprestaba a dormir. Lejos, en al norte de Reñaca, Manuel Sandoval, otro segundino terminaba el día de capacitaciones en Rescate urbano «nivel avanzado» dictado por la FT-1 Viña del Mar. Cuando la tierra comenzó a moverse y parecía no terminar de hacerlo, Los Segundinos Mario Urbina, Jorge Jeldrez, Gustavo Navarrete (Actualmente 1a Cía) y Jonathan Rubilar como primera reacción corrieron al cuartel, corrían por la vereda norte esquivando el ir y venir de los cables y los postes. Manuel Sandoval a su vez, era guiado por el pito de atención de los instructores al patio central de la locación del curso, mientras se veían en el horizonte las bolas de fuego que dejaban las liberaciones de presión de las válvulas de gas de Con Con.
Cuando el grupo de Segundinos llegó al cuartel, Daniel, en ese entonces Cuartelero salía a la calle y abría los portones, los gruesos muros de ladrillos comenzaban a caer y cada segundino tomó una unidad y salieron raudos a la calle y mucho mas allá del cuartel, cercano a la Parroquia San Pedro, fueron estacionando las pesadas máquinas… ninguno de ellos había manejado un Carro de Bomberos en su vida, dos de ellos jamás habían tomado un auto. El cuartel terminaba de ser derribado por el ir y venir de las ondas sísmicas, y el temor se tomaba el grupo que crecía cada vez mas.
Allá en la V Región, un Segundino comenzaba a cooperar con la FT-1 en la difícil misión de habilitar cuarteles para lo que vendría, catastrar edificaciones, liberar las centralistas del 4to piso en el que se encontraban, y comenzar a organizar un eventual apoyo a Concepción.
En Curacautín, Los comandantes José Sandoval Díaz y Ricardo Sandoval Jara, tomaban el mando de la emergencia, Mauricio Sandoval Mora (hay muchos sandovales en curacautin ehhhh (: algunos con lazos de parentesco otros no) Capitán de la Segunda Compañía, comenzaba a reunir a quienes poseían el curso de Rescate Urbano para hacer un catastro total de las estructuras caídas o debilitadas, evacuar y socorrer a las personas que las habitaban.
Fue un par de semanas de extenuante labor, en ambos frentes, que concluyeron con mas dudas que certezas. Un equipo entrenado y bien constituido requiere recursos, por que vía se conseguirá para las fuerzas locales que no seguirán un «estandar INSARAG»? quien o quienes se encargarán de la difusión y formación comunitaria?
En comunas como la nuestra, donde el riesgo de desastres va mas allá de los movimientos telúricos, la gran cantidad de hectáreas que se queman año a año y provocarán posteriormente grandes deslizamientos en esos mismos sectores bajo los cuales se está habitando, los 4 volcanes activos en territorio comunal, las nevazones cada invierno mas intensas, y los colapsos estructurales producto de esto, no hay claridad alguna sobre como se potenciará la primera respuesta a la ciudadanía, ni hay intercomunicación entre los estamentos que podrían ser convocados, lo peor de todo esto, es que probablemente no se esté considerando.